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Como mascotas, los gatos son una de nuestras especies favoritas. Tenerlos en casa nos hace sentirlos como parte de nuestra familia: les abrazamos, dormimos con ellos, les hablamos… Pero, a pesar de que son conocidos por ser animales muy limpios por naturaleza, los gatos también se enfrentan a peligros relacionados con cierto tipo de enfermedades y una de las que ponen en peligro su vida es la infección del tracto respiratorio superior.

Esta enfermedad está causada por virus o bacterias que invaden la nariz y la garganta del gato y pueden dar lugar a una sintomatología grave cuando no se trata lo más rápido posible, llegando incluso a causar la muerte en ocasiones.

Comúnmente conocida como “gripe felina”, se origina en un número mayoritario de casos por la acción del calicivirus felino o del virus del herpes felino, ya sea por separado o actuando de forma conjunta. Al margen de estos, hay un determinado número de bacilos, entre los que se incluyen Chlamydofilia Felis, Bordetella Bronchiseptica, o Mycoplasma spp, que también pueden ocasionarla, si bien su porcentaje de incidencia es menor.

Por lo general, la causa de los casos más leves de la infección es el calicivirus felino mientras que la infección por herpes viral felino tiende a ser mucho más grave. Ambas enfermedades deben ser tratadas lo antes posible para evitar cualquier infección bacteriana secundaria que pueda ser incurable para el gato.

Hay muchas formas en las que estos virus se contagian. En los hogares con varios gatos, el intercambio de alimentos, compartir sus cuencos de agua, o los estornudos pueden extender el problema, por lo que si detectamos síntomas en uno de ellos hay que proceder a separarlo del grupo lo antes posible.

Síntomas de la infección del tracto respiratorio superior

Durante las primeras dos o tres semanas, la enfermedad se manifiesta mediante enrojecimiento e irritación de los ojos y aparece una secreción acuosa. Otros síntomas son mucosidad, apatía, fiebre, y pérdida de apetito, que puede llevar incluso a la anorexia.

A medida que el virus se desarrolla en el cuerpo del gato empieza a aparecer un flujo espeso y viscoso en los ojos, secreciones en la nariz -a veces incluso con presencia de pus- congestión nasal, dificultad para respirar, jadeos, tos, ulceración de la córnea, úlceras en la boca y encías, y pequeñas ampollas en la lengua

Los gatos que tienen un sistema inmunológico sano tienen tasas más bajas de padecimiento de esta enfermedad. Nuestra responsabilidad es la de mantenerlos en un entorno limpio y sano, cuidar su dieta y proporcionarles el suficiente espacio para minimizar su estrés, ya que este es un factor que puede causar la reactivación de infecciones latentes.

Vacunarlos y llevarlos al veterinario de forma regular para realizarles un chequeo son factores que ayudarán a evitar que puedan contraer esta infección del tracto respiratorio superior. Tanto en los gatos, como en los seres humanos, si podemos detectar una dolencia y tratarla lo antes posible, la posibilidad de que puedan recuperarse aumenta.

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