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Adorables y peludos, así es como vemos a nuestros gatos, ¿verdad? ¿Pero qué pensarías si supieras que detrás de esa ternura que nuestros gatos nos demuestran están enfrentándose a problemas graves de salud como los relacionados con los parásitos del gato?

Nuestras mascotas son, en muchos casos, un miembro más de la familia, y por tanto, es lógico que nos preocupemos por su bienestar. Veamos, pues que podría poner en peligro la salud de nuestros animales domésticos.

Igual que para los humanos los parásitos son un peligro y también resultan una amenaza para nuestros gatos. Los gatos jóvenes, los que viven en precarias condiciones, y aquellos que tienen otros problemas de salud, son los más vulnerables al ataque de parásitos.

A pesar de que éstos actúan de forma imperceptible, hay formas para saber si ya habitan en el cuerpo de nuestras mascotas.

Como detectar si nuestro gato tiene parásitos

La primera señal es su crecimiento. Es posible que te hayas estado preguntando por qué ese gato no crece igual que otros a los que alimentas del mismo modo.¿Por qué está más pequeño y más delgado que los demás? Si más adelante descubres que tiene diarrea, las señales de alarma deben activarse de inmediato.

En ocasiones, puede que el gato experimente un crecimiento anormal de su abdomen. Si es así, tiene todas las papeletas para que lleguemos a la conclusión de que sufre parasitismo.

Por naturaleza los gatos son muy limpios. Entonces, ¿cómo pueden los parásitos adherirse a nuestras mascotas? Lo normal es que eso sólo suceda si han transitado por zonas llenas de suciedad. En un entorno doméstico es difícil que puedan encontrarse este problema.

Parásitos internos

Podría pensarse que las lombrices intestinales que son tan comunes en el ser humano también afectan a nuestros gatos, pero en realidad no es así. Por lo general, estos organismos no dañan sus intestinos y ni siquiera les provocan problemas de salud, pero ello no significa que no existan parásitos internos que puedan causarles graves perjuicios.

Por esa razón, lo que si debemos comprobar con nuestro veterinario es si nuestro gato tiene anquilostomas porque este tipo de parásitos sí que suponen un importante riesgo para su salud y pueden llegar a poner en peligro su vida.

Los anquilostomas son un parásito interno que normalmente se ubica en el intestino delgado y que les provocan distintos trastornos de salud, en especial importantes pérdidas de sangre. Habitualmente, el contagio se produce mediante el contacto con la materia fecal de otros animales infectados.

Parásitos externos

Otro tipo de parásitos, cuya detección resulta mucho más sencilla son los parásitos externos. Pulgas, ácaros, garrapatas y piojos afectan en mayor o menor medida a los felinos, ocasionándoles distintas complicaciones que varían en la gravedad de sus consecuencias. Quizá de todos estos, el mayor peligro proviene de los ácaros, que pueden terminar causando enfermedades como la sarna.

Los collares anti-ácaros o anti-parásitos constituyen una excelente medida preventiva para evitar que nuestras mascotas terminen por sufrir las consecuencias de la acción de estos organismos. Si la infección es ya un hecho, no nos quedará más alternativa que acudir al veterinario para que éste nos aconseje el medicamento más adecuado con el que proceder a la desparasitación.

En definitiva, debes prestar especial atención a la salud general de tu gato pero, sobre todo, estar pendiente de comportamientos anormales que puedan ser consecuencia de una infección de parásitos.

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