Una de las principales causas de muerte entre los gatos es, según las estadísticas, el virus de la leucemia felina. Esta enfermedad consiste en un retrovirus que infecta a los gatos a nivel celular y ocasiona anemia y linfoma, lo que tiene como consecuencia que el organismo del animal no pueda transportar oxígeno con normalidad, su corazón lata de forma más acelerada y disponga de menos energía de lo habitual.
Debido a su estado anémico y a que esta enfermedad suprime el sistema inmunológico, no puede producir glóbulos rojos ni glóbulos blancos. Ya que estos son los responsables de mantener a raya a virus y bacterias, los gatos con esta enfermedad desarrollan otras infecciones muy fácilmente.
Las reacciones a la exposición de este virus varían, principalmente, según la edad del animal afectado. Los cachorros y los gatos jóvenes que viven en grupo, compartiendo objetos como los recipientes de comida y agua, son los más proclives a verse afectados. Según el gato se hace adulto y su sistema inmune es más resistente, hay menos posibilidades de que adquiera esta enfermedad.
Al margen de las ya mencionadas, la saliva y las secreciones nasales son las principales vías de contagio. También en ocasiones la madre puede contagiar a sus pequeños desde el periodo mismo de gestación.
Los síntomas pueden tardar varias semanas en detectarse, y comienzan con pérdida de apetito, procesos febriles, diarreas y vómitos.
Los gatos que han sufrido la exposición al virus pueden experimentar consecuencias de distinta gravedad. Algunos, los más afortunados, no desarrollan síntomas o bien se curan tras sufrir la enfermedad durante un periodo de tiempo y producir anticuerpos contra ella.
Otros, los que padecen la enfermedad con mayor virulencia, sufren todo tipo de complicaciones y son propensos a adquirir infecciones y enfermedades que pueden resultar mortales. El desarrollo de algún tipo de cáncer, habitualmente linfosarcoma, es otra de las terribles consecuencias que provoca el virus de la leucemia felina.
Como saber si tu gato sufre el virus de la leucemia felina
Si has detectado algunos de los síntomas que identifican esta enfermedad y crees que puede padecerla, lo mejor es asegurarse cuanto antes realizándole un test a tu gato con tu veterinario y separándolo de otros que puedas tener para evitar un posible contagio, aunque lo ideal es hacer esta prueba a todos los que creas que pueden haber estado expuestos.
Los tests que suelen usarse son de dos tipos, el ELISA, que identifica la infección en su estadio inicial, y el IFA, que detecta la presencia del virus cuando este resulta ya irreversible, y que se realiza habitualmente, como confirmación del primero.
Aunque no existe una cura para el virus de la leucemia felina por el momento, la enfermedad se puede prevenir fácilmente. Mantener los gatos en el interior del hogar, limitarel contacto con otros gatos, mantener su caja de arena y en general su entorno tan limpio como sea posible y garantizar que el gato esté vacunado, son medidas que resultarán de gran ayuda para prevenir esta dolencia.