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Cuando pensamos en un gato de angora, seguro que en seguida nos viene a la mente un gato de pelaje largo y sedoso, pero que tiende a ser insocial y agresivo. Sin embargo, hay más mito que realidad con esta raza de gato, y lo cierto es que se trata de un gato muy cariñoso, juguetón, y que además fue utilizado para crear las distintas razas de gatos de pelo largo.

Uno de los primeros errores comunes con el gato de angora, es el de pensar que su nombre procede del material angora, que es tan suave como el pelaje del gato. Pero en realidad el nombre de ambas (la lana y la raza de gato) procede de la capital de Turquía, Ankara, que antes se llamaba Angora. Y es que esta raza de gato proviene de la región de las altas mesetas de Turquía, que tuvo el privilegio de contar con la primera raza de gato de pelo largo.

La peculiaridad de su pelaje, que la diferenciaba tanto del resto de razas de la época, hizo que el gato de angora se utilizara para crear las diferentes razas de pelo largo. La más conocida es la del gato persa, que se diferencia del de angora por el color de su pelo, ya que el de angora es siempre blanco.

¿Cómo reconocer a un gato de angora?

Los gatos de angora son de tamaño medio, entre los 3 y 5 kilos de peso, con un cuerpo esbelto, largo y atlético. Lo que más destaca de él es su cola, delgada pero muy larga y con una gran cantidad de ese pelo tan suave. Esta cola hace empequeñecer una cabeza que ya de por si pequeña, donde destaca su nariz alargada, las orejas grandes, puntiagudas y con pelo en su interior, y sobre todo el color de sus ojos.

Debido a la cantidad de mutaciones y cruces que se realizó entre el gato de angora y otras razas para crear las distintas razas de pelo largo, existe controversia sobre qué colores de ojo son los que debe tener un gato para poder ser llamado gato de angora. Al ser un gato de pelaje blanco, sus ojos serán siempre de colores claros, siendo los más comunes el amarillo y azul. También es frecuente que tenga un ojo de cada color.

Gatos a los que no les gusta la soledad

En el siglo XVI, cuando comenzó a exportarse desde Turquía al resto del mundo, debido a lo excepcional de su pelaje se convirtió en un artículo de lujo, que era frecuente se regalara dentro de la aristocracia. Fue entonces cuando empezó a forjarse esa idea de que el gato de angora es una especie de sibarita y muy borde, que se considera superior a los demás gatos. Pero nada más lejos de la verdad.

Es cierto que a diferencia de otras razas más comunes, el gato de angora es más tranquilo. Pero esto no significa que no sean juguetones y sobre todo cariñosos. Esta raza es una de las más afectuosas y sociables, hasta el punto de que no se adapta nada bien a la soledad. Por ello, es una raza que sirve de excelente compañía para las personas mayores, a las que ofrece cariño pero con moderadas dosis de juegos.

¿A qué te has enamorado del gato de angora?

 

Imagen cortesía de CielBach (Taringa.net). Todos los derechos reservados

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