“Amor es lo que tenemos mi gato y yo. ¡No nos pedimos nada, y ni él quiere cambiarme, ni yo a él! Eso es amor, estar contento con la existencia del otro, simplemente. No esperar nada de él”. Así plasmaba Alejandro Jodorowsky su pasión por los gatos en uno de sus escritos, una frase que constituye un excelente punto de partida para hablar del amor hacia nuestros compañeros felinos; un sentimiento que, por fortuna, no es unidireccional. Descubre su manera de decir “te quiero”.
Igual que cualquier especie animal, los gatos disponen de un código propio para comunicarse, de un lenguaje muy especial que incluye gestos, actitudes, maullidos y mucho más. Analicemos algunos de ellos.
La mirada: es uno de los puntos fuertes de comunicación de un gato y, en ocasiones, puede llegar a transmitir auténtico amor. Cuando nuestro pequeño minino nos mira y entrecierra los ojos en un lento parpadeo, como adormilado, nos está dando su corazón. Respóndele del mismo modo, es uno de los momentos más intensos que puede existir entre humano y gato.
El ronroneo: quizás el símbolo más evidente de su estado de ánimo, de que se encuentran tremendamente a gusto. Suele acompañarse del acercamiento y el roce de tu gatos contra tu cuerpo.
El cabezazo: si tu gato se sube a la mesa y trata de frotar su cabeza con la suya, buena señal. Está demostrándote su afecto y amistad.
Un rabo recto o con la punta ligeramente torcida también es indicativo de que se alegran de vernos. La cola de los gatos es uno de nuestros grandes aliados para identificar como se sienten.
La posición de las orejas: unas orejas rectas, erguidas hacia los lados con normalidad, indican que tu gato está relajado.
Tumbarse boca arriba manifiesta que entre ambos existe una absoluta confianza. Y no hay nada como sumergir la cabeza entre su suave panza para comérnoslos a besos (Cuidado con las patadas de alegría si quieren jugar).
Si muerde tu pelo es que trata de acicalarte, cuidarte.
Estirarse sobre una pared u objeto vertical, y arañar levemente la superficie es otra de sus maneras de decirte que están relajados. Este gesto suelen hacerlo también cuando estamos tumbados en la cama. Se acercan a nosotros y realizan un movimiento similar al de amasar mientras con su boca, nos dan pequeños mordiscos. Se trata de algo instintivo que les recuerda al amamantamiento. Suelen incluir lametazos, uno de los mayores indicativos de confianza. Resulta auténticamente delicioso.
El maullido: es frecuente que, tras una jornada de ausencia: Lleguas a casa y tu minino pone el grito en el cielo con fuertes maullidos y te persigue por todo el apartamento. Es su forma de decirte cuánto te ha echado de menos y lo mucho que se alegra de verte. Háblale en tono cariñoso y premia su actitud con mimos. Otro maullido típico es aquel que simula un breve susurro, una pequeña queja para que le atiendas y le des cariño.
Por otra parte y para acabar, una adopción temprana, la convivencia, el paso del tiempo y otros, fortalecen el vínculo entre la persona y su gato; una relación que, además de conllevar un entendimiento intenso, mejora la capacidad de comunicación del felino y su particular lenguaje.