¿Es importante darle un nombre a nuestro gato? Estamos acostumbrados a pensar en los nombres para perros casi como una herramienta que nos permite comunicarnos con ellos, darles instrucciones y llamar su atención, pero ¿Qué pasa con los gatos?
En mi experiencia de convivencia con 4 gatos y la que me relatan el resto de colaboradores y amigos “felinofilos” podemos dar fe de que los gatos saben perfectamente como se llaman y escuchan con especial atención las palabras y el tono de lo que se dice inmediatamente después de su nombre.
La primera pregunta que nos solemos hacer siempre es: ¿qué nombre le pongo a mi gato o gata? Las pautas generales son que deben ser cortos, y desde luego que sean originales; que suenen distintos a los nombres de otros miembros de la familia…
Hay muchas opciones y existen listas de nombres que funcionan especialmente bien con los gatos, que podéis revisar en webs especializadas como esta de nombres originales para gatos, por lo que, aquí nos vamos centrar en qué cosas importantes tener en cuenta al usar y enseñar los nombres a nuestros gatos:
Para los gatos (y los perros…), su nombre es básicamente una palabra que asocian a algo, por ejemplo: Si sólo llamamos a nuestro gato por su nombre cuando de vamos a dar comida, lo que va a ocurrir es que para él esa palabra = comida, no será su nombre.
Por lo tanto si queremos que el gato asocie su nombre a él mismo, hemos de pronunciar su nombre a menudo cuando estemos interactuando con él: Acariciándole, jugando con él, tomándolo en brazos y sí, también al darle la comida (aquí podemos además incluir la palabra “comida” o “a comer” para que sea esa la que asocie a la comida.
Posteriormente usaremos su nombre para llamarle cuando el gato está en otra habitación, si al principio no viene tras llamarle tres o cuatro veces, entonces iremos nosotros a donde está él y repitiendo su nombre, para después acariciarle. De este modo irá asociando progresivamente esa palabra él mismo.
En el caso de tener más de un gato, si al llamar a uno de ellos, viene el que no es, debemos ignorarlo claramente y dirigirnos al que estamos llamando, para que entiendan claramente quien es quien.
Lógicamente es recomendable empezar a asociar un nombre a nuestro gato cuanto antes, de cachorro, pero aunque adoptemos un gato adulto (muy recomendable), son muy lisos, y pueden aprender también su nuevo nombre.
Una vez aprendido, es difícil que lo olviden pero en todo caso debemos usarlo a menudo.
Un error común en algunos dueños es poner al gato un nombre y después llamarle por un diminutivo u otra palabra cariñosa. Por ejemplo: Una amiga adopto dos gatitos (macho y hembra), les llamó con dos nombres diferentes, pero luego cada vez que se acercaba a ellos les llamaba cariñosamente “mis cositas”… ni que decir tiene como se acabaron llamando ambos: “cosita 1” y “cosita 2”…